Sin ganas de comer, sin ganas de salir de su hogar, sin ganas de vivir, quedo a cargo de su mayordomo y de su Madre el hacerla reencauzar su vida, mientras que la única forma de que esta lidiaba con esto era pintando utilizando su Quirk, reviviendo los días con su hijo una y otra vez como si fueran reales. Y esta, después de tanto dolor, después de buscar respuestas en dios y oraciones, decidió un día salir de su hogar bajo la insistencia de su familia y conocidos. Se había vuelto una mujer endurecida y con falta de tacto, quien a penas salía para dar un paseo de vez en cuando y ya no recibía visitas de nadie, hasta que fue convencida de asistir a una reunión social luego de mesesCon un vestido de morado claros y oscuros, Margatte había sido una vez más alguien que da mucho de que hablar por su belleza y su talento, atrayendo miradas con su elegancia y sobriedad, como siempre siendo el centro de atención en aquellas fiestas aburridas y estiradas. Margatte ya había bailado piezas con varios jovenes durante la reunión, pero no fue hasta que cierto hombre la tomó de la mano, que de verdad sintió algo esa noche. El hombre que la había sacado a bailar era alguien de presencia casi inexistente, cabello blanco y mirada apacible, tan carismático como para cautivar a cualquiera que se lo proponga. Sus palabras eran de tono melodioso, llenas de cumplidos que ya había escuchado, pero también de cosas que la atraían, llevó la conversación de forma casual a sobre lo que pensaba de aquellas personas que habían nacido con habilidades especiales, y sus palabras tocaron su corazón endurecido al escuchar una versión tan romántica de las maldiciones con las que ella y su hijo habían nacido. Luego de un rato, la convenció de acompañarlo afuera, y guiada hacia él por algo que no podía entender, lo siguió ciegamente, como si escuchara sus palabras en su propia cabeza"Regalos Divinos otorgados a aquellos más dignos, pero suprimidos y corrompidos por una sociedad incapaz de ver más allá de sus prejuicios y miedos" Era una forma de describir a las Singularidades que jamás había pensado, aquellos con estas habilidades eran oprimidos y juzgados, eso es algo que ella ya sabía, ni siquiera los Héroes podían cambiar eso de la noche a la mañana. Las palabras de aquel hombre taladraron profundamente en su corazón, haciéndola creer, no haciéndola ver que hubo un propósito después de toda la isolación que vivió de niña, después de todo el dolor, que el mundo no era gris y opaco, sino que habían más colores de lo que jamás se había molestado en buscar. El hombre habló de un mundo diferente, donde una madre jamás tuviera que perder a su hijo por culpa de una sociedad imperfecta, liderada por humanos imperfectos. Habló de un deber divino, pasados a ellos por una divinidad de tiempos anteriores, ¿Que otra explicación había para estos sucesos? ¿Personas siendo capaces de manipular las leyes de la naturaleza y la realidad? El ser humano era demasiado arrogante, buscando explicaciones para todo y creyendo poder comprender absolutamente todo sin ver lo poco que su percepción mortal puede captar. Las palabras de aquel hombre, quien tenía poderes iguales a los de ella, no resonaron tanto por el significado especifico que tenían, sino por que le dieron uno, un significado y propósito detrás del dolor, a veces eso es todo lo que alguien necesita para seguir adelante. Pero el saber que podía recuperar a su hijo, y que aquel hombre tenía alguna idea de donde podría estar... Lo seguiría hasta el fin del mundo si es necesario
(2.5/3)