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>>/2071/ > Slaughter "Papito, no estés triste, todos los pichuelos tenemos que abandonar el nido alguna vez... No será lo más adecuado a los quince años ¿Pero alguna vez viste a una chica de mi edad que pudiera robar frituras del Seven Eleven sin que nadie la descubra? Es imposible que pase hambre con esas tienditas" Aseguró con algo de humor, no tenía necesidad de ello, pero una que otra vez había robado kilos y kilos de comida chatarra para poder testear que tan efectiva era su habilidad. Luego de su conquista por sobre la seguridad de esas franquicias llegó a una conclusión, podría comer toda la comida chatarra que se le plazca por el resto de su vida ¿Y es técnicamente robar? El abogado diría NO, no hay prueba de ello; el Capitalista reclamaria con el rostro enrojecido de furia que era un Crimen en toda regla; el Comunista diría que esas frituras no fueron al todo magnanime partido Socialista, por ende, si es un crimen; a ojos de Slaught, ella nunca estuvo allí, de hecho, jamás fue a esa tienda con anterioridad, por lo que no hay prueba de que ella hubiera cometido el robo. Los fantasmas y los vacíos de ganancia a final de mes no van a la cárcel, y en el mejor de los casos, tampoco generan despidos. Por otro lado, los mimos de su Padre, evocan una profunda relajación por sobre la Von Karma que no se opone en lo más mínimo. Las caricias de su padre eran su "debilidad", sinónimo de relajación, el solido tacto de Sokolov contra su delicada piel causaba una placentera sensación que se dispersaba por todo su ser. No era algo capaz de describir en palabras, pero para Slaught, lo más cercano a esa sensación era durante las sesiones nocturnas donde oía Asmr, y aún así esos susurros no plasmaban una sensación ni cercana a la que evocaban las caricias. "Claro, me encantaría bañarme contigo Papi, pero... Deseo una pelea antes ¡Asi que concedeme el placer de ver tu poder y pulir mis habilidades, Padre! Si quiero vencer a Madre y llevar a cabo mi objetivo en esta vida no me bastara con ser fuerte, yo debo ser la más fuerte, la que este en la cúspide corporativa y gubernamental sin nadie que me sea un igual ni en influencias ni en poder" Exclamó apasionada por el que, para sus adentros, era su objetivo de vida. Si bien la Von Karma se sentía la más fuerte tenía la corazonada más obvia: Debía de existir alguien más poderoso. Es obvio, en todo ámbito siempre existe alguien mejor, más hábil, más listo, mas poderoso o más fuerte que tú. Y para cuando se cruce con alguien así, sera mejor estar preparada. Además, tenía el minusculo anhelo de conocer a un humano que le pudiera plantar cara, la mayoría que habia conocido eran enclenques, lujuriosos, débiles, ninguno podía objetar ante la correa del tiempo, es por eso que depositaba su fe sobre su Padre, tenía la esperanza en que el humano que más ponderaba sea el primero en darle una buena batalla, una que le haga esforzarse al menos, su Padre no debía tener esa pinta de hombre rudo por nada. "¿Las maletas? Sipi, aunque le pedí a la sirvienta que las hiciera ayer no tuvo demasiado trabajo, sólo llevaré un poco de ropa, nada ostentoso, Rumanía me suena a país gótico y deprimente, llevar ropa de gala posiblemente sea lo menos adecuado..." Acotó a la pregunta de su Padre, la Von Karma no había visto una sola foto de Rumanía, pero ya su nombre le daba a entender muchas cosas, entre ellas, Vampiros. No quería dejarse llevar por los estereotipos, pero ese nombre no dejaba las cosas fáciles. Conforme las caricias siguieron la Von Karma siguió hundiendo más el rostro sobre el estómago de su Padre, aquello era más relajante que cualquier sesión de acupuntura.