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> Slaughter 
"Creo que me volvería una Deidad con el Nen... Dejar los dulces o la comida chatarra sería un sacrificio descomunal, tanto o más que comprometer mi propia vida"

Acotó con humor y una pequeña sonrisita. La verdad, es que a Slaugth esa energía le parecía lo suficiente confusa como para entrar en el terreno de lo subjetivo y abstracto ¿Si el usuario quiere a su cabellera incluso más que a su propia existencia, acaso eso le daría un enorme poder a cambio de ser calvo? No dejaba el potencial y límite bien claro, aunque puede que toda esa opinión suya este moldeada por la más pura desinformación. Al igual que todas las energías debía tener grandes tecnicismos  por detrás.

"Creo que te equivocas papi, no uso crono-energía... De hecho, a duras penas me suena a ese nombre... Parece algo salido de un videojuego, en cambio, mis habilidades son genuinas, hasta donde conozco son de nacimiento"

La albina corregia algo insegura a su Padre, si bien manipulaba el Tiempo, su control sobre este concepto estaba basado en la Energía Terror, en el Miedo a la Vejez/Anhelo de tiempo, para ser específicos. Algo que Slaught desconocía por completo, a sus ojos, sus habilidades eran únicas, de nacimiento, no provenientes de la Energía que albergaba en su interior: la ET. Por un lado eran únicas por el concepto que representa como Von Karma, por otro lado, el tiempo era algo que también podían manipular los usuarios de Crono-energia. Sabiendo esto, sólo quedaba dictaminar cual tenía un control más profundo sobre las finas telas espacio-temporales.

"Entiendo a que te refieres Papi... ¿Y cómo es que nuestra familia despierta eso? ¿Es instintivo o lo debo de aprender?"

Sus palabras venían cargadas de intriga, no todos los días te enteras de que ambas partes de tu familia tienen bendiciones genéticas. Quizá el que esa suripanta engatusara a su honorable Padre no era mera coincidencia. 

Pero esos pensamientos dieron origen a otra duda aún más grande:

"Padre... ¿Cómo conociste a esa Perra? A mamá me refiero, de verdad ¿Qué le viste? Estuvo ausente los últimos quince años, ni yo soy tan irresponsable con las mascotas"

La albina anhelaba la verdad, quería saber que se le cruzó por la cabeza al momento de cortejarla, no debía ser tan bonita... ¿Cierto? Un hombre no podía dejarse llevar sólo por el aspecto, al menos no a la hora de tener un hijo, lo mínimo de lo que debes asegurarse antes de tomar una decisión como esa es que el contrario sea mínimamente responsable. Por lo menos así era desde su romantizada perspectuva sobre el amor.

"Me vas a llamar conspiraloca con lo que te voy a decir padre, pero te aclaró que cada una de mis palabras están sustentadas... Sabiendo esto ¿Alguna vez has escuchado de los Wendigos? ¿O de las madres que consiguen rebasar sus límites físicos cuando su hijo se encuentra en peligro? Y como no, también las veces en donde una víctima de choque ve todo en cámara lenta durante el fatídico suceso... Todo, todo eso es provocado por el cerebro, la adrenalina, lo psíquico; el cuerpo tiene un potencial inimaginable, imagínate si pudiéramos sacarle todo ese jugo a voluntad..."

Relataba mientra inclinaba su cabellera blancusca hacia delante, dando vía libre a que su Padre comenzará a asear toda esa selva invernal.

"Ahora, sabiendo que cosas paranormales como los Demonios existen *cof* según mis foros anónimos, imagínate que aplicaramos esa lógica a razas más poderosas o a los mismos humanos... Podríamos crear un ejército imparable o aplicar en nosotros una técnica que nos hiciera imparable, o por lo menos, mucho más fuertes..."

Dijo con seguridad en cada una de sus palabras, la pequeña albina parecía convencida de que, teniendo en cuenta esos principios, se podrían crear lo más  parecido a super-soldados.

"Lo único que necesito para desentrañar eso es voluntarios o huérfanos, dame al menos diez y estoy segura que podré conseguir que al menos uno de ellos desarrolle voluntariamente ese poten... Ujujujuy, que rico, si, si ahí, más fuerte..."