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Por último las horas cero, que siempre es bueno tener a mano las consecuencias de las acciones de los monos, aunque la repercusión fuese poca.
< Christina: Hora Cero
La vida en los barrios de Downtown no es cosa fácil, en especial para aquellos que tantean la linea de lo ilegal y acaban hasta el cuello en el pantano de corrupción reino de las mafias locales, lugar donde la violencia no se busca, está. Para la joven Christina, vio sellado su destino en el momento que el líder de la pandilla del Hacha le encomendó una misión que no logró cumplir. Siendo el hermano Sum un hombre que no tolera los fracasos, la joven no tuvo más alternativa que echarse en la espalda una mochila con todo lo que pudiera cargar, y escabullirse por las grietas de su ciudad natal para esconderse donde el filo del hacha no pudiera alcanzarla.
Dos años enteros pasó la joven en esa faena, moviéndose en las sombras, sin pisar ninguna calle principal, bajando la cabeza, tiñéndose el pelo, haciendo cualquier cosa para pasar desapercibida para cualquier mirada que busque una pista de su paradero. Pero como es bien sabido que la pandilla del Hacha jamás perdona, nunca pudo sentirse segura, y esa insana paranoia le hizo imposible relacionarse con cualquiera. Las personas al verla llegaban a la conclusión que era una loca a la que las drogas destrozaron los nervios.
Un día entendió que no podía seguir así, que eso no era vida, era tormento, así que contactó con unos cadeneros para que la saquen de Downtown en un navío clandestino y la lleven a África, donde tenía la esperanza de conseguir un nuevo taller y recuperar su estilo de vida. Pero el mundillo criminal es mucho más cercano de lo que aparente, y sus intenciones llegaron a los oídos de sus verdugos, también su ubicación.
Christina fue encontrada por unos pescadores de chatarra en las costas, totalmente desnuda, y con múltiples marcas de hachazos salpicadas por su cuerpo.
Fin.