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>>/4228/ < Seikichi: Lunes 10 de Enero, año 2590. 6:20 AM > La estupefacción en tu mirada no hace que Margarita indague o cambie su actitud, lo dicho, dicho está, y ella no vino allí para acicalar tus ideales sino para presentarte una taza de rica realidad junto al café y el pan que estás probando. Presentación bastante dulce y llevadera, considerando que a muchos la realidad cuando les sorprende, les aplasta, trastorna o espanta tanto que no quieren volver a verla nunca jamás y se refugian en fantasías, auto-engaño, e incluso drogas. Tú la enfrentas, admites tu ignorancia, y que te esforzarás por estudiar y erradicarla. Lo tomas como una oportunidad, y ganas una sonrisa por parte de la tremenda waifu old-school misteriosa mujer Margarita: Bien dicho. > Empuja con los dedos el sobre hasta ti, ese que tiene dentro los documentos escolares y los cinco billetes de 1000. Lo aceptas, y con ello también aceptas la condición Margarita: Pero no prometas nada, que ya muchos me juraron amor eterno mil veces y perdí la cuenta de los anillos de matrimonio que poseo, ni El Mandarín tiene tantos. Deja que tus acciones hablen por ti. > La pelicastaño atrae la atención del camarero, paga la cuenta (En caso no la hubiese pagado ya, porque no me acuerdo kek), y se levanta para retirarse a hacer sus cosas. Es una mujer ocupada, pero tampoco parece darse demasiada prisas, como si no tuviera que moverse rápido por nadie Margarita: Come tranquilo. Ya todo está pago. > Tu preguntas sobre el actual dueño del Caravan Palace. Margarita entrevé al instante tus sospechas, y añade a la par que se coloca los lentes... Margarita: Es solo otro pez gordo de la burguesía capitalista que manejan el triangulo de acero. Nada nuevo bajo el sol, y tampoco nada que ver contigo. Salúdame a tu padre, Seikichi. Adiós, y cuidado donde nadas, pecesito. > Lo último lo añade en un idioma que no entiendes: Español latino. Un poco arcaico existiendo la lengua universal que la mayoría de la población del planeta utiliza y se extiende a las colonias, pero siempre habrán personas que se aferran a las jergas y lenguas madres, como una ayuda para sentirse cómodos o una forma para siempre recordar quienes son, y donde dieron sus primeros pasos en esta vida > Margarita te deja a solas en la panadería. 1/3