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>>/5610/ No te dieron el nombres mas que el de la banda, Craziness. > ... Tabernero: OH Craziness, hombre, debiste comenzar por ahí, si, tienen su base al final del distrito, ahí es donde su líder controla el lugar > Levantaste la ceja derecha, entonces no era un secreto para que lo dijese con tanta naturalidad y fuerza, claro que para la gente de alrededor sonaba diferente, ellos si podían ver a un sujeto de una ciudad Edén y 4 chicas que no vestían ropa de guerra, ahora todos los ojos del bar se dirigen a ustedes > Por el rabillo del ojos observabas cualquier movimiento sospechoso, ahora tenias la información, era mejor irse ahora, diste la vuelta y te pusiste de pie para salir Mercenario: Hey chica, te doy un dólar si me enseñas una teta, dos y si me muestras las dos > Le dijo a Asuna mientras levantaba dos dólares, tan solo lo ignoro y salieron de ahí Asuna: ¿Qué es un dólar? > Le pregunto a Yuuka confiando en su experiencia > La chica aparto la mirada mientras comenzaban a caminar Yuuka: Un dólar essss... Como, un papel, verde y... Si, eso, es un papel verde > No tenia ni idea, decía lo que acababa de ver Asuna: ¿Y para que usan ese papel? Ese hombre me lo ofreció a cambio de mostrarle mis pechos ¿Qué clase de cambio funciona así? > Ahora Yuuka sentía la precio al no saber lo que era un dólar Yuuka: Ya sabes, cosas del mundo antiguo, la gente del exterior hace cosas raras, no le prestes atención Asuna: ¿Es eso cierto? > Ya no dijo mas Fuuka: Sensei... Un dólar es algo valioso ¿Verdad? > Que si lo era, aquí se comerciaba de tres formas, el intercambio de bienes, dólares y en casos muy raros créditos, esta ultima, la moneda que las chicas conocían en Abydos pero eran muy difíciles de usar por la falta de terminales, era por eso que los dólares se habían convertido en la moneda mundial, aunque con un dólar no se podía hacer mucho los servicios estaban mas o menos regulados, en algunos campamentos podías conseguir un kilogramo de carne por 100 dólares y en otro por 500, dependía bastante de la escases y necesidad del momento, los comerciantes no perdían tiempo al aprovecharse de la necesidad de los viajeros