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>>/5968/ < Kaibil Don: Sho, que estas pisada. Omar: ¿A donde vamos? A ver las luces, ¿a qué más? Hehehe. Es evidente el sarcasmo, y que no están muy al tanto sobre lo que planean hacer contigo sus superiores. Cosas desagradables, suponen. El segundo gemelo te jala del brazo y así, con brusquedad, te llevan por toda la selva como si fueses una prisionera. Omar: No trates ningún chanchuyo ni caernos a casacas, patoja. Que mi hermano yo andamos curados de espanto y bien avispados. Don: Tenemos que estarlo, porque este mundo es un gran clavo. Eramos quincellizos, pero trece ya se ahogaron. Te enseña una foto (Pic) Se mantienen en movimiento por un tiempo que te resulta difícil de calcular, ya que en una hora atraviesan tres veces más camino que tú en dos. Está claro que se conocen esos bosques, o que al menos lo han estudiado. Llegan a una cabaña, y para ahorrar tiempos en descripciones, te empujan dentro en donde te reciben Del Carmen y Salvador. La primera es la mujer kaibil con la que contactaste antes para preparar todo el asunto de tu huida, el segundo esa misma te la mujer te lo presenta como un gran hombre al que hay que tratar con respeto, pero la verdad no tienes mucha idea de quien es. Salvador: Así que digame, señorita (Inserte nombre como quieres que la llamen aquí), ¿a qué se dedica? Toman asiento junto una mesa donde hay té servido. Tienes una taza para ti, pero más allá de la hospitalidad, no puedes estar cómoda por los diferentes animales disecados y pieles humanas que hay dispersadas por la habitación. Salvador: Mi querida amiga aquí, la señora del Carmen, me comentó que quiere irse de este lindo país y para pagar su viaje está dispuesta a darnos información valiosa, ademas de poner los puntos sobre las Ies con ciertas condiciones extras Doy por hecho que se comunicaron semanas antes por algún medio: Telegram, posteando en 5chan, el pin anillo, tú escoges. ¿Qué pasó? ¿No le gustó el clima? ¿Tal vez los mosquitos? No la culpo, este no es un país para hombres viejos y niñas pequeñas... Irónicamente, conozco a muchos hombres viejos y niñas pequeñas que se empeñan en seguir aquí y dar la talla. Da un sorbo a su té. Del Carmen hace lo mismo. Salvador: Hmmmmmmm, que bueno está. ¿Con que lo hiciste? Del Carmen: Dientes. Salvador: ¿Dientes? La kaibil venezolana asiente. Del Carmen: Le saqué los dientes, los pulvericé hasta hacerlos polvo, y siguiendo una serie de pasos que no comentaré ahora para no aburrir, los hice leche para enriquecer el té. Obviamente se los arranqué cuando estaba vivo... Soy creyente de cierto secreto culinario chino, ese que dice que el dolor mejora el sabor. El comandante de los kaibil forma una O con la boca mezcla de sorpresa y admiración :O, después cierra los labios y te mira. Salvador: ¿Lo notó, señorita (Inserte nombre como quieres que la llamen aquí)? ¿Como es de creativa la gente que se abre camino en esta tierra? Me gusta eso, esa capacidad de innovar tan humana bajo limitaciones. ¡Dientes! Eso no se ve todos los días. Sí, sí, maravilloso. Se termina la taza con su siguiente sorbo. Salvador: Tengo curiosidad... ¿Por qué decidió traicionar a los suyos? ¿No siente ningún aprecio hacia sus compañeros de armas? Si le parezco muy preguntón, no la culpo. Es que soy curioso por naturaleza, y me gusta conocer a la gente. Ellas son el mejor recurso que tenemos.