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Esperas en tu habitación hasta que un miembro de la tripulación llega para avisar que no hay riesgo y que ya pueden salir, pero es bastante tarde ya, asi que sin nada que hace duermes.
Al día siguiente sales a la cubierta para notar que hay una leve lluvia cayendo sobre tu cabeza, miras hacia arriba y notas que el cielo esta cubierto por nubes grises, el resto parece no darle mucha importancia y hace sus tareas. depués del desayuno, uno de los Irrods se acerca a ti para hablar, aunque lleva un extraño acento un tanto tosco puedes entender lo que dice
Usted debe de ser la curandera que el capitán dejo subir al barco, dejeme presentarme, mi nombre es Adolf, es un placer conocerla.
El hombre llevaba un conjunto de armadura un tanto rústica, no era extraño verla en aventureros y soldados, pero debido a su raza eso resulta extraño. Los Irrods eran conocidos por llevar ropas ligeras y estilizadas, con colores llamativos, además de no ser atacante físicos en la mayoría de casos, sin embargo veías balancearse la espada que este hombre llevaba atada a su cintura.
Pero, aunque usted es una bella dama, no me acerqué a usted para hacer amigos. Este hombre de la ciudad, algunos en la tripulación no le conocían bien, dicen que el llego hace apenas 2 semanas, sin embargo era un viejo amigo de los sabios de esta. ¿Usted le conocía de algo?
El Irrod lleva su mano a su barbilla y antes de dejarte hablar agrega
Por supuesto, esto no significa que sospechemos de usted, señorita, simplemente estamos averigüando que es lo que pretendía este hombre con intentar hacernos creer en una tormenta que no ha llegado aún