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Ja, lo sabía.
Con una sonrisa confiada observa como la nieve se derrite y da acceso a las ruinas mediante una escalera. También el calor que desprende el circulo lo hace sentir un poco a gusto, pero un escalofrío más helado que cualquier otra cosa que haya visto pasa por su espalda al escuchar la voz del viejo detrás de el. Ni lo había visto ni había sentido su presencia, lo que provoca que Rafael de un brinco hacia un lado y lo mire con una cara de susto
¡Maldición! No haga eso, ¿no le enseñaron que es de muy mala educación asustar a la gente?
El viejo continua hablando y las cosas que dice ahora no son más claras que cualquier otra cosa que haya dicho antes. Además, ¿que és eso de los "tuyos", se refiere a magos o alguna otra cosa? Pero aún así, de alguna forma, el viejo parece estar halagandole por lo que hizo o eso es lo que el entiende. El viejo prosigue y le dice que tiene que ser cuidadoso y de más, el mismo cuento viejo de "quien entra nunca sale" que le hace voltear los ojos a Rafael de tantas veces que se lo han dicho antes; aunque lo que si encuentra de provecho es éso de que puede volver a descansar, lo que es un alivio porque al parecer ésta no es de ésas ruinas cliché de los cuentos que se cierran para siempre.
Bueno viejo, supongo que es aquí dónde nos despedimos. Gracias por los consejos, cuando salga de aquí lleno de riquezas me aseguraré de invitarle un trago... Y un jabón ya que estamos.
Dice esto último en un suzurro para sus adentros mientras empieza a bajar por las escaleras de caracol para iniciar su exploración