fe.settings:getUserBoardSettings - non array given[Hisrol] - Endchan Magrathea
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Estaba claro, sin vida en la ciudad los habitantes de la noche y los callejones saldrían a realizar sus actividades bajo la presencia del sol, similar a lo que tú estabas haciendo. Hasta la peor de las ratas saldría de su guarida si el horizonte se ve vacío.

La presencia de gente no era algo que realmente te molestaba mientras su cantidad no fuera mucha, pero que sean personas dedicadas a los movimientos ilegales de esta sociedad...Y sin héroes o policías que pudieran mantenerles vigilados.

Vaya sorpresa, los días de paz traídos por deku lograban causar problemas que uno ni se imagina. Solo tú, alguien que vive entre las sombras, se daría cuenta de cómo el "símbolo de la paz" no era un tótem de seguridad, sino una excusa para tomarse las cosas a la ligera. Es bien sabido que el heroísmo de la actualidad no es ni similar al que hubo en su momento cuando las calles eran un total descontrol.

Claro, tampoco es que estar en una guerrilla constante sea algo bueno, pero, la tranquilidad del día a día enternecía corazones en vez de endurecerlos y luego los problemas surgían. ¿Cómo inculcar la justicia a los niños?, ¿Cómo hacer que se interesen en hacer el bien en la sociedad?, ¿Cómo lograr que no sean corrompidos por la fama o el poder que pueden llegar a tener?; El mundo y sus vueltas.

Una escena oculta, un paisaje entristecedor, una verdad que poseían los de tu clase y nadie más. El resto ya defendería a sus tan aclamados héroes lo que quieran pero lo que estabas viendo era innegable. Era la realidad de Japón.

(...)

Dejaste esos pensamientos de lado, de nada serviría andar reflexionando sobre como la paz corrompe de una manera distinta a la guerra. No, era tu día, tu ultimo día, y debías aprovecharlo.

¿Dónde irías?, ¿qué harías?; hacer de vigilante de día...Sonaba a chiste pero podrías hacerlo, aparte que conocías a un par de personas de ese mundillo que trabajaban casi que sin descanso, independiente de si los acompaña el sol o la luna.

Mientras pensabas en que hacer doblaste una esquina. Momento en que chocaste con algo que te mando de trasero al suelo.

"Hey, fíjate por donde andas..."

La voz era rasposa, masculina, y tenía tintes de andar impacientado. Cuando subiste la mirada te encontraste con un sujeto que parecía estar a mitad de sus 30, pelo blanco mal cuidado y ligeras ojeras debajo de sus ojos.

Lucia molesto y sin ganas de conversar.

"Niña, ¿qué haces?; ¿sabes cuánto cuesta mi ropa?, no ni siquiera eso...Mi hombro, está roto, fijo que lo está, ¿sabes cuánto me saldrán los gastos médicos?"

Pregunta. Era una de las frases típicas para sacarle dinero a los incautos y cobardes. Aun así, en su caso, era difícil creerle, puesto que cuando chocaste contra él se sintió como si hubieras estrellado tu nariz contra un poste de luz.

Tenia apariencia humana y en el exterior no se veía nada metálico pero el contacto te dejo claro que el albino era mucho más duro de lo que aparentaba...Literalmente.

"Hey, kurogane, deja de perder el tiempo..."

Se escuchó detrás del tipo. Kurogane se dio media vuelta y tu aprovechaste para levantarse.

Detrás del albino había más gente, la gran mayoría tenia tu edad o quizás eran uno o dos años mayor...Estaban armados con bates, cadenas y navajas. Delincuentes.

"Oe, ¿pero que dices?, ¿Me veo como la clase de persona que se deja pasar a llevar por una mocosa cualquiera?, ¡¿AH?!" Pregunto kurogane

"Tsk...Mira, me da igual, solo vamos que tenemos cosas mas importantes que hacer..."

El grupo avanzo ignorando la situación. Kurogane te miro, chasqueo la lengua y escupió al piso antes de seguir al resto por detrás.

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