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>>/8403/ (No te preocupes anon, kek. Y vaya que este chan tarda bastante en recargar página automáticamente) > Tras largos y aparentemente incesantes sollozos de dolor, ponías rumbo hacia aquellos Lockers que se encontraban allí estacionados. De color verde oliva y bien cerrados, los Lockers tenían la figura de un esqueleto con una espada, así como también una placa con tu nombre grabado en ella: "Cabo Primero Sócrates". Las ropas que tenías puestas, eran ropas comunes y corrientes de descanso: Un pantalón y camisa verde oliva cómodos para poder dormir, por no mencionar que estabas también descanso, y tu chapa de "Perro" colgaba en tu cuello con tu nombre, apellido, lugar y fecha de nacimiento, así como también tu rango. > El Locker, que antes estaba bloqueado firme y sin aparentes señales de ceder, se iba abriendo delicadamente. Un pad numérico, junto con un pequeño láser de color azul te escaneaban rápidamente, identificándote, y dejando que tú Locker se abriera de par en par. > Allí adentro, estaba colgado un póster con varios "Soldados Ejemplares" que en tantos anuncios propagandísticos del Ejército aparecían: Hombres fornidos, bien armados, sonrientes y con pecho de estrella de cine, con una leyenda que rezaba "¡La USMC defendiendo a nuestra nación desde tiempos remotos! ¡Gracias ti, nuestro planeta siempre estará a salvo!". Acompañado de eso, estaban guardadas tus pertenencias y tu uniforme para la hora en donde tuvieras que entrar en acción, y que estaba listado en la puerta del Locker, con un papel colgado, el cual consistía en: ✓Un Casco con Linterna apagable ✓Un Peto a forma de chaleco ✓Un par de Pantalones de Kevlar ✓Un par de Hombreras de Kevlar ✓Un par de rodilleras ✓Un par de Botas de Campaña ✓Una Brújula > Con respecto a algo para poder mandarte a la otra vida, no había mucho, apenas y estaba tu propio identificador para que te pudieras ahorcar con el, no estaba ningún fusil a la vista, ni mucho menos alguna pistola... > Tu compañero silencioso, era aquel planeta que tan lejano, pero tan cerca de veia desde aquel cristal, desde aquella ventana que te separaba del infinito vacío, y el oxígeno artificial que suplía la nave y les mantenía con vida... También estabas acompañado, obviamente, pero no en aquella habitación, ya que se podían escuchar unos cuantos pasos en el pasillo de afuera, pasos que se iban alejando, al igual que voces de mera plática entre distintas personas, cuyas voces no alcanzabas a distinguir correctamente. (Ya me dió curiosidad ver qué tienes en mente con tu mono kek)