fe.settings:getUserBoardSettings - non array given[Hisrol] - Endchan Magrathea
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> el sonido de las puertas de la mansión cerrándose la hace sentir aún más acorralada, no tiene escapatoria
> Sarah se sienta al lado de Aya y Shigure en frente de ellas
> Aya siente escalofríos recorrer su cuerpo, pero si hay algo que los supera, es su sed de venganza contra César

antes de comenzar, déjeme decirle que nadie en la empresa se ha atrevido a confrontarlo, dicen que tiene influencia y puede sobornar jueces. 

> Aya empieza a reír perversamente, parece que la naturaleza de Sarah es algo contagiosa

solo imaginar su rostro de desesperación cuando sus influencias se vuelvan en su contra, me estimula a contarselo todo, Sarah-sama.

> Aya decide, sin más preámbulo, empezar a contarlo todo

desde el día 1 ese viejo verde empezó a atormentarme con montañas de papeles por revisar, creo que quería quebrantarme para que le suplicara. En una ocasión dijo que me aumentaría la carga de trabajo a menos que fuera a beber con el, cosa que obviamente rechacé. De no haber sido por mi lealtad a usted, Sarah-sama, no se si hubiera sobrevivido.

También son incontables las veces que me ha apretado el trasero sin previo aviso, en una ocasión incluso intentó pasar su mano por debajo de mi falda, pero no se conformaba solo conmigo, le hacía eso a todas.

Cuando una de nosotras tenía la mala suerte de tener que compartir el elevador con el, ese maldito no perdía el tiempo y se abalanzaba sobre los pechos de la desafortunada. A mi me pasó una vez, y amenazó con ponerme aún más trabajo si no empezaba a venir a la oficina sin sostén. Lo peor es que aumentaba el trabajo pero no la paga, la cual por cierto es una miseria.

Pero eso está lejos de ser lo peor de todo, no, parece ser que para el todas las chicas no éramos suficiente. Me enteré en el almuerzo por parte de un chico que me invitó a almorzar con el que ese ser inmundo también tenía a los chicos en su lista de acoso, que les tocaba las entrepiernas y a uno lo invitó a beber con obvias intenciones. Cuando aquel chico me lo contó, perdí el apetito, lo que es una lástima ya que en ese sitio sirven un buen Katsudon.