Él las amaba con locura y pasión,
pero ellas solo lo vieron como un simple peón,
objeto de placer y diversión,
un juguete para satisfacer su ambición.

Él, el iluso y enamorado,
que se entrego sin reservas ni medida,
y al final solo obtuvo desprecio y dolor,
un corazón roto y el final de su vida.

Las mujeres lo manipulaban con maestría,
lo envolvían en sus redes con astucia y picardía,
y él cayo rendido, ciego de amor y fantasía,
hasta que ellas lo descartaron sin piedad ni cortesía.

Él, solitario desdichado,
que vivió en una eterna soledad,
anhelando el amor que nunca llegó,
esperando a esa mujer que nunca lo amo.